Un 2 de Junio de 1740, en la ciudad de París, Donatien Alphonse François de Sade abrió los ojos al mundo, en medio de una convulsionada Francia que se preparaba a dejar huella en la historia mundial con una de las revoluciones más importantes de aquella época: no se trató de un contexto pacífico, como puede deducirse.
Nació en medio de las comodidades de la realeza borbónica, sangre que corría por sus venas, entre el lujo de las paredes del palacio de los príncipes de Condé.
Su infancia se vio colmada de abundancia y riqueza, circunstancias que le formaron en su niñez, que le hicieron concebir el mundo desde la perspectiva que construye aquel que nace en la esfera de la realeza, a partir de dos elementos fundamentales:
- La vanidad, que implica la excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras, también conocido como el narcisismo.
- La soberbia, altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros, que se deriva a partir de la vanidad.
"Creí, desde que tuve uso de razón, que la naturaleza y la fortuna se habían unido para colmarme con sus dones; lo creí porque otros cometieron la estupidez de decírmelo"
Marqués de Sade,
extracto autobiográfico de su novela Aline y Valcour.
Resulta conveniente también el dar a conocer la época durante la que vivió con su abuela y tías paternas, época en la que fue excesivamente querido y consentido en todos sus caprichos.
A pesar de haber carecido del afecto materno, cuando su progenitora decidió irse a un convento y dejarlo con su padre, es factible que en la vida del Marqués de Sade, hasta aquel entonces, se había mantenido colmada de dichas y satisfacciones. Es acertado proponer que no conoció durante aquellos años de su vida lo que era el no poder, o la frustración de no poder hacer lo que se propusiera.
"Parecía como si todo debiera ceder ante mí, como si el universo entero debiera atender mis caprichos y como si a mí no me correspondiese más que concebirlos y satisfacerlos"
Sintetizando toda la información anterior, es correcto aseverar que Donatien Alphonse Françoise de Sade, vivió una niñez en la que tuvo una crianza fomentada en las riquezas de su nobleza y al cumplimiento de sus caprichos y ante ello, lo que provocó como consecuencia, tal como él mismo afirma, que comenzase a creer que el universo entero giraba a su alrededor.
Así, Donatien Alphonse Françoise de Sade comienza a gestar una personalidad narcisista.
Sin embargo, ¿de qué sirve saber todo esto?
Es preciso quedarse con el concepto de narcisista vinculado a Sade, y no olvidarlo, para posteriormente reconocer la importancia de este asunto.
Entre el ser y el deber siempre existe un mediador, y el marqués, incluso siendo él, estaba destinado a un deber. Y por supuesto, quien había de dictaminarlo era su padre, Jean-Bastiste François Joseph de Sade.
Jean-Bastiste François Joseph de Sade, desde su mirada paternal y conservadora, concibió a su vástago como el futuro prometedor a sus ideales de nobleza pura, por lo que anhelaba que su hijo desposara a alguna joven de grandes riquezas y una posición social elevada.
Sin embargo, Donatien se había enamorado de una joven de nobleza empobrecida, la Señorita de Laurais, con quien anhelaba contraer matrimonio.
¿Qué habría de suceder?
Soñador y enamorado, el deseo de casarse por amor con la señorita de Laurais le es negado por su progenitor, y es obligado a contraer matrimonio con Renèe-Pélagie Cordier de Launay de Montreuil, hija de la familia Monreuil, parte de la nueva nobleza, de excelente posición económica y fuerte influencia en la corte.
Seguramente, es la primera vez que Sade se encuentra en la situación de tener que escoger entre dos cosas que son de su anhelo, se trata de una disyuntiva cruel. Por un lado, se encuentra la riqueza próspera que su padre y su futura esposa le entregan, asegurándole una vida como la ha llevado hasta entonces: riquezas y comodidades sin fin. Y por otro lado, se encuentra el amor que profesa a la Señorita de Laurais, y su deseo de casarse con ella.
¿Qué opción escogería Donatien?
Exactamente esa. Donatien Alphonse Françoise de Sade contrae matrimonio con Renèe-Pélagie Cordier de Launay de Montreuil, aún en contra de sus deseos, instigado por la influencias paternal, y además por la estabilidad de una vida en la riqueza. No obstante, no debe pensarse que esta decisión, crucial en su vida, fue algo sencillo, o bien, que no dejó huellas importantes en su vida. Sade realmente sufrió el hecho de haber tenido que casarse por obligación, en un matrimonio concertado.
¿Qué se ha conseguido desentrañar a partir de lo anterior?
- Primero, la personalidad narcisista de Sade, concebida a partir de su niñez.
- Segundo, su vida austera y colmada de felicidad, hasta que…
- Tercero, aconteció el quiebre de su apacible vida cuando su padre se opone a su deseo de casarse por amor.
- Cuarto, lo anterior es un quiebre muy importante en la vida de Sade.
La negación es realmente represión. La represión primera y pura que causó un cambio en la mentalidad del marqués de Sade.
0 comentarios:
Publicar un comentario